San Josemaría es un santo ejemplo de vida y debemos tratar de imitar sus virtudes

En esta semana tan especial, la Semana de San Josemaría, ahondamos más en detalles sobre su vida, sobre lo que significa para la Iglesia su figura, así como para las familias de APEI y para el Colegio Torrefuerte. Para ello, conversamos con el padre Juan María Gallardo, capellán del Colegio, quien además tiene una linda historia particular con el santo.

El padre comienza diciendo que, para la Iglesia, San Josemaría es definitivamente un santo ejemplo de vida y que debemos tratar de imitar sus virtudes. “De hecho, en un proceso de beatificación y canonización, uno de los primeros temas a investigar es si estas personas vivieron las virtudes en grado heroico, la fe, la esperanza, la caridad, las virtudes cardinales, y de todo eso se hace un estudio en el cual se presentan testigos que vieron la vida de esta persona”, refiere.

El capellán del Colegio agrega que para las familias de APEI, celebrar esta semana tiene que ser algo muy significativo, porque APEI existe por San Josemaría. “En Europa, después del Concilio Vaticano II, a fines de 1960, San Josemaría llamó a fundar colegios a los padres de familia; los primeros responsables de la educación de sus hijos. Animó a levantar colegios y a hacerse cargo de los mismos para que sean instituciones donde se eduque para ser buenos ciudadanos y cristianos”, nos cuenta.

Dice también que en APEI, debemos todos, dar gracias a Dios por habernos dado a este santo, que nos dejó ejemplo de virtudes y también tuvo la iniciativa, la visión de comprometer a los padres en la educación de sus hijos, en los colegios levantados para tal fin. “Hay que tener mucho coraje para hacer colegios, él lo tuvo e involucró a gente buena, en resumen, debemos tener gratitud y valorar sus virtudes”, reflexiona el padre.

Señala también que San Josemaría era muy amable, simpático y empático, eso quedó en evidencia en sus muchas reuniones. “Le gustaba reunirse con la gente, realizar encuentros con muchas personas, no solamente en Europa, también en América, en Argentina, Brasil, Chile”, expresa el padre Juan.

Agrega también que San Josemaría fue un revolucionario; vino a traer una idea que estaba olvidada en la Iglesia, una idea que vivieron los primeros cristianos y que después, con el tiempo, se dejó de lado, que es “la santidad es para todos”.  “Esta idea se perdió por los avatares del tiempo, de hecho, en su época se pensaba que para ser santo había que ser sacerdote, religioso, o apartarse del mundo, ir a un convento, entonces Dios le da este carisma a San Josemaría, que es recordar que la santidad es para todos y que se encuentra en la vida familiar, en el trabajo, con los amigos”, refiere.

En ese sentido, sigue diciendo, nos impulsa a vivir los compromisos bautismales. “Su legado nos lleva a vivir este apostolado de llevar el Evangelio a los demás, que no recaiga solamente en sacerdotes o monjas, sino en todos los bautizados”, subraya el padre Juan.

Para el capellán del Colegio, saber sobre su vida nos ayudará a conocerlo mejor y dimensionar sus enseñanzas. “Hay que conocer su vida, y en la medida que uno lo conoce, lo valora más, su mensaje y va incorporando sus enseñanzas, él es un instrumento para llegar a Cristo”, menciona.

Añade que todo esto debemos vivir y transmitir en los colegios, teniendo siempre en cuenta que los padres son los primeros educadores. “Nosotros estamos para acompañar a los padres, en su formación, después están los profesores, que evidentemente también tienen que estar vinculados con San Josemaría, conocerlo para vivir y transmitir todas sus enseñanzas a los chicos, con quienes estamos en el día a día”, reflexiona.

Una vivencia muy especial

El querido padre Juan Gallardo tuvo, en su niñez, la maravillosa experiencia de conocer a San Josemaría, recuerdos que los lleva siempre en su corazón. “Lo conocí hace 50 años, cuando estuvo por la Argentina, yo tenía 12 años y conmigo tuvo un gesto muy particular, yo era muy chico en ese encuentro, que fue en un teatro, él me llevó con él, me levantó, fue una experiencia maravillosa”, recuerda.

San Josemaría falleció el 26 de junio de 1975, y para el padre, estas fechas son especiales para conocerlo más. “Hoy por suerte tenemos internet, entonces, conocerlo cada día más nos hará aprovechar mejor su mensaje”, concluye.