Carta desde Irlanda: lo que aprendí al estar lejos

Por Mauricio Ávalos

Estar en Irlanda es una experiencia única que me ha permitido ver el mundo desde una nueva perspectiva. En estos meses he conocido a personas de distintos países, cada una con sus propias costumbres, idiomas y formas de pensar. Gracias a eso, aprendí a valorar las diferencias y a comprender lo amplio y diverso que es el mundo más allá de mi entorno.

Vivir en otro país me ayudó muchísimo a mejorar mi inglés, especialmente al convivir día a día con mi familia anfitriona y con amigos irlandeses. Pero más allá del idioma, descubrí que este intercambio me estaba enseñando algo aún más valioso: a ser independiente, a adaptarme, a tomar decisiones y a confiar más en mí mismo.

Al principio fue difícil estar lejos de mi familia. Me costó acostumbrarme a una nueva rutina, a un clima diferente y a la distancia de mi gente. Sin embargo, con el tiempo aprendí a disfrutar de todo: las conversaciones, los paisajes, las nuevas amistades y cada pequeño momento que hace que esta experiencia sea tan especial.

Hoy me doy cuenta de cuánto he crecido y de todo lo que aún me queda por aprender antes de que esta etapa llegue a su fin. Este viaje me cambió, no solo por lo que aprendí del idioma, sino también por lo que aprendí de la vida. Estar lejos de casa me hizo valorar más lo que tengo y entender que salir de la zona de confort siempre vale la pena.